Se dice mucho que el tiempo se nos escapa de las manos. A veces, la realidad es que lo dejamos huir sin decirle cuánto lo queremos.
Dice el anuncio que, a veces, es necesario esperar. Prefiero quedarme con su conclusión, y fomentar el que en otras no. ¿Cuánto tiempo dejamos correr entre miradas al aire en colas, clases sin contenido o —simplemente— conversaciones sin sustancia? Vidas. Dicen por ahí que el móvil nos las ha destrozado, que cada lección es importante, que más vale malo conocido que bueno por conocer. No escuches. Si algo el mundo acaba enseñando a todos es que siempre se nos queda corto, y si no lo hace es porque hemos sabido vivirlo.
Que no te mientan: no dejes huir al tiempo. Aprovecha cada pequeña espera para hacer cosas, para estar con quienes quieres en una red social, para recordar viejos momentos que nos saquen una sonrisa. Vete de cada clase que no sirva para nada; pinta, dibuja, escribe mientras otros esperan robando colores al aire. No te quedes con la gente que quita más que da, pues no les debes nada; corre allí donde no puedan hacerte daño y descubre que hay más, pues hay más, no dejes que te engañen. No dejes que tu tiempo efímero corra: hazle la zancadilla.
Tempus fugit, sí. No lo dejes.
Me quedo con esto, que aunque pareciera muchas veces algo básico lo cierto es que tatuárselo en la memoria es importante: «No te quedes con la gente que quita más que da, pues no les debes nada.» Eso, no les debemos nada.
Ah… el tiempo, uno de los temas a los que más le he dedicado reflexiones y escritos, los griegos hicieron bien fragmentándolo en infinitas partes y encerrándolo en el tártaros. Me quedo con lo de aprovechar cada momento, por insignificante que parezca. Y acá va mi pequeñísima aportación: No existe el tiempo libre, sino el mal aprovechado. Porque el tiempo es amigo de quién lo aprovecha, y enemigo de quién lo desperdicia. ¿Faltarnos tiempo? No, eso no es posible. No te puede faltar algo, que en realidad, no posees.
¡Saludos!
Me gustaLe gusta a 2 personas
Pingback: Pasajeros de complicadas moralejas | oscargonzalezsoto
Pingback: Seguir o dejarlo: mucho más que un juego de parejas | oscargonzalezsoto