Cuando la música mueve el mundo

Tal y como pasa con muchas de las cosas en nuestra vida (los gestos, las relaciones, los hábitos), la música que alguien escucha suele ir en doble sentido: pones canciones acordes a tu estado de ánimo y, a la vez, el tipo de canción que escuchas influye en él. Como es obvio, cuando un estado de ánimo se vuelve muy frecuente, el carácter de una persona pasa a verse contagiado por ese fenómeno. Pasa pues a ser interesante el ver cómo, a largo plazo y en el caso de individuos con altas horas de música al día, el tipo de canciones que escuchan afecta a la parte de la personalidad alterable de una persona.

Por desgracia, y dado que no deseo ataques asentados en la falta de base de mi afirmación, he de advertir (con letras mayúsculas) que ESTE POST ES SOLO UNA OPINIÓN SIN BASE CIENTÍFICA, una suerte de ensayo inocente acerca de cómo la música puede mover el mundo.

musica y personalidad osgonso Rentfrow Gosling

Hay estudios como los de Rentfrow y Gosling a los que, por ir más allá de la simple observación y tener una universidad detrás, sí podéis hacer más caso

Dime qué escuchas y te diré quién eres

Vale, lo he leído en la imagen, pero me parece muy adecuado para el caso concreto que voy a tratar. Como decía hace un par de párrafos, lo más probable es que la música que alguien escucha no condicione la personalidad, sino a la inversa; el primer hecho, se presume, solo se daría en casos de altas exposiciones.

Una persona que solo escuche la radio del trabajo a casa, a no ser que viva en Valencia y trabaje en Ourense, no debería verse afectado más allá de verse atrapado en el estribillo de la nueva canción de Taylor Swift —el cual, si le sonase en bucle en la mente durante 7 horas diarias a lo largo de una semana sí podría hacerle romper con su novio (por supuesto, bromeo)—.

Lo más normal es que ocurra lo de la imagen superior: que, pudiendo elegir cualquier tipo de música y habiendo tenido una cierta cultura musical desde tiempo atrás que haya permitido conocer diferentes géneros, se tienda a escuchar uno asociado a su personalidad o grupo. No puede ser casualidad que en ciertas redes y subredes sociales no fundamentadas en la música abunden los seguidores de un tipo de música, así como que la prevalencia de atributos de personalidad en ciertos géneros (rebeldía-punk, necesidad de aceptación grupal-pop).

Por poner un ejemplo personal: en mi época decimonovesca y dotado de una fealdad inimaginable, ausencia de amistades y tristeza habitual, la balada (desde Il Divo a Josh Groban, pasando por Dion) era mi género por excelencia. Sin embargo, en cuanto mi autoestima desbordó e inundó mi piso —con palpable mejora en habilidades sociales, físico y demás—, caí hacia el cover comercial y géneros mainstream, dejando a la balada como mi favorito, sí, pero escuchándolo muy, muy poco. Una muestra de cómo la personalidad influye en la inconsciente predilección por un género.

Pero vayamos más allá y lancémonos a los ignotos campos de aquellos que a diario escuchan horas y horas de música. ¿Puede la música alterar la personalidad de una persona?

Una lista del estilo de la de arriba, pero en vertical. Para los que le caen mal los diagramas circulares.

Dime quién eres y te diré qué escuchas

Que el tipo de música influye en el estado de ánimo es a día de hoy poco menos que una obviedad. Si bien la cantidad de estudios y artículos más o menos científicos que lo indican es más que abundante, solo hay que ser un poco abierto de mente para darse cuenta de que, a la práctica totalidad de la población de occidental, 6 horas de Sam Smith en bucle le provocan a uno, como poco, una mínimo descenso en el ratio de sonrisas por hora.

Por otro lado, un estado de ánimo frecuente y dilatado en el tiempo, afecta a la parte de la personalidad no innata, la correspondiente a ese en torno al 30 por ciento del «entorno».

Así pues… ¿puede la música alterar la personalidad de una persona? Puede que alguien que escuche un par de horitas al día Stay With Me no acabe deprimido, pero —siguiendo la sucesión de los párrafos anteriores— el escuchar durante largas horas al día un género con unas características de personalidad bien atribuidas, como poco, contribuirá al hacer nacer en esa persona esas propias características.

Dime qué escuchan y te diré qué sociedad tienes

He aquí el verdadero punto de crítica y, a mi entender, lugar para la reflexión de la entrada: tal y como un género puede variar parte de la personalidad de una persona… ¿puede la música de masas variar la personalidad de una sociedad?

Me gustaría aludir aquí a dos estudios de actualidad: el reciente y desgarrador análisis de la encuesta sobre percepción de la violencia de género en España y el estudio sobre videoclips de masas de la tesis de Illescas para la Universidad de Alicante.

Lo del primero es, sin más, espeluznante, como no puede no ser un documento oficial cuyos principales protagonistas incluyen frases como «uno de cada tres jóvenes españoles opinan que es inevitable controlar a su pareja». Poner límites a sus horarios o impedirle ver a su familia o amigos con libertad es considerado por ellos como algo aceptable.

(Inciso)

El segundo material, más allá de ciertos elementos de opinión a mi ver obsoletos, permite extraer conclusiones tan considerables como una apabullante presencia de componentes de abuso de género y cosificación de la persona en el principal producto audiovisual musical de la actualidad, el videoclip.

Volviendo la vista apéndice atrás y entendiendo que el estudio bien pudiese estar fundamentado en el contenido de las canciones, ¿puede el escuchar durante horas mensajes machistas ocultos tras máscaras de humor alterar la realidad de parte de una sociedad? ¿Podría existir una relación entre el comportamiento social de colectivos en base a música que escuchan? O aún más interesante: obviando la falta de éxito que por seguro tendría… ¿podría una generación de música positivista levantar el ánimo a una sociedad?

Investigadores subvencionados y becados de hoy en día, es vuestro turno.

swift space story osgonso

Taylor Swift representa bien la evolución de la temática de la música de masas en los últimos años. Tras alcanzar la fama con la inocente, romántica y clara Love Story, Blank Space nos ha dado un agridulce videoclip lleno de lujo, joyas y violento despecho amoroso.

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