21 días en un concurso de voto público (2): el unicornio y la mirada al espejo del spamer caído

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Osgonso se introduce en el IV Concurso de relato de Sttorybox para demostrarle a una buena amiga que en los concursos de voto público impera la injusticia. Esta no tarda en aparecer con comportamientos poco éticos por parte de algunos miembros de la comunidad, como el spam de piropos en comentarios o el uso de mascotas fallecidas (sí, flipa), con el fin de ganar los MG necesarios para los pases de ronda mediante un buen puesto en el ranking del concurso, pese a baja calidad de relato. Indignado ante una realidad que debería haber imaginado, nuestro narrador se decide —a horas de tener que publicar su segunda parte o caja— variar el futuro relato hacia la crítica más pura, con una segunda parte ácida cual limón verde bañado en polvos pica-pica.

Pero entonces aparece el unicornio.

Miriam y el unicornio que salvó el concurso

La competencia estaba consiguiendo que el spam, más que extenderse, se hiciese poco menos que religión entre los participantes. De hecho, los últimos relatos colgados, fácilmente accesibles para los spamers, se estaban cebando de MG y comentarios de “! Muy bueno!!! Sígueme y te sigo mami” con independencia de su maestría. El caos spámico se extendía carnívoro en los dos días de reflexión para dar la oportunidad de recibir MG a estos relatos de última hora, y ya poco espacio quedaba para la justicia.

Pero he ahí que, de forma ya inesperada, apareció el salvador:

unicornio miriam salvador

Miriam, guardia forestal de ese parque natural —aquella que te ayudaba cuando empezabas en Sttorybox, la que te mandaba un único y aplaudible correo pidiéndote que por favor le comentases lo que quisieses y te prometía responder—, se había subido a su unicornio y nos ofrecía a los participantes un mensaje universal que combinaba a la perfección lo amenazador con la dulzura más tierna. No sé si fue por lo justo que me pareció siendo un idiota o por lo precioso que era el animalillo mitológico de la última viñeta, pero casi me emociono.

Supongo que a la mayor parte de spamers le asustó bastante más el que pudiesen echarlos del concurso o, tal vez, el que ya hubiesen conseguido votos más que suficientes para la prácticamente asegurada final, pero el caso es que de pronto —y ya con la llegada de la llamada primera ronda— la práctica totalidad del nuevo spam barato se esfumó, los comentarios de los modelos italianos desaparecieron sin más (dejándonos solo las capturas) y, lo que es mejor, la gente empezó a poner verdaderos comentarios, de esos que demuestran que de veras se lo han leído, de esos que o le levantan el ánimo a uno o le dan críticas constructivas para mejorar.

Sí, algún disimulado que otro, diciendo a todo el mundo que lo que más le gustaba de su relato era su profundidad, permaneció en él, pero el concurso adquirió un momento de relativa pureza refrendado en los comentarios de mi relato, donde más de uno se declaró antiguo spamer espantado por el unicornio, comentando ahora de corazón la segunda parte, en el que la crítica a su antiguo comportamiento era muy evidente.

Y ahora, con vuestro permiso, un supuesto.

A ti, que haces posible esta lacra

Entras en un concurso de voto público y te crees libre competidor. Piensas que el hecho de que los participantes sean en su práctica totalidad desconocidos entre ellos y, también entre ellos, tenga lugar la mayor parte de votaciones hará que los mejores estén arriba y los peores al fondo.

En ese momento ves que un relato sin acentos te adelanta por la derecha y, habiendo sido lanzado cinco minutos antes que el tuyo, te dobla en MG. Buscas respuestas al motivo de tu incredulidad, pero lo achacas a la mala suerte. De pronto, paseando por algunos de los demás relatos, ves que tu vecino de traje italiano ha estado comentando la misma tontería seguida de petición de leer su relato a todos, recibiendo constantes agradecimientos y aceptaciones a la petición. Y entonces piensas que tal vez sea la salida.

Vas por cada uno de los relatos leyendo y comentando brevemente, pero claro, tu modus operandi es lento y, donde tú obtienes cinco corazoncitos, tu vecino ya lleva veinte. Entonces decides ir más rápido. Escribes un comentario —con menos de comentario que de piropo generalista— en un relato cualquiera que ni has leído, seleccionas lo mecanografiado y le das a Control + C antes de publicarlo. Luego abres otro relato y lo pegas. Y otro, y lo pegas. Y otro, en el que lo pegas también.

Al fin, subes en la tabla de posiciones hasta colocarte a salvo del corte, pero no te llega, no, ya que tu vecino es ahora top 20 y tú quieres estar delante de él, porque su relato es una mierda, y el tuyo es mejor, y es de justicia que estés donde te mereces y él por debajo, que es donde también merece estar, y al fin eres Top 10 cuando él es top 5, y al fin él cae un par de puestos porque se va a dormir y tú lo alcanzas.

Satisfacción.

Qué satisfacción.

Enhorabuena: has hecho justicia.

Y entonces, tal vez, alguien se ponga a leer agradecimientos que le llegan como respuesta a su copia y pega. Y se encuentre uno de esos de “muchas gracias por los ánimos, nunca había participado por vergüenza, y ver que lo que escribo gusta a la gente es muy importante para mí. Gracias de corazón por leerme, un abrazo”. Tal vez lea entonces alguno de estos relatos y en uno diga “joder, es bueno, ¿en qué puesto va? ¿984º? ¿Pero cómo es posible? ¡Es bueno!”. Tal vez a alguien se le caiga la cara de vergüenza viendo el suyo, claramente peor, en el número 6, o en el 5, o en el 15 incluso.

Pero no, ese seguramente no serás tú.

Porque el que sigue, da Me Gustas y lanza piropos sin ni siquiera ver lo que piropea no tiene el valor, ni el corazón, ni la conciencia suficiente para enfrentarse a la realidad que sus primeras plazas dejan tras ellas.

Y ahí, en ese paso de ser uno más y pasarlas canutas a ser un estafador, un traidor a tus ideales, un MIERDAS, ahí, en ese paso, es donde haces que nuevos usuarios tengan que mendigar MG para poder hacer justicia y competir contigo. Donde muere aquella por la que tú dijiste hacer spam en un principio.

Hipócrita.

.

Continuará

9 comentarios en “21 días en un concurso de voto público (2): el unicornio y la mirada al espejo del spamer caído

  1. Pingback: El V concurso de relato de Sttorybox y el humano ante la falta de ética | oscargonzalezsoto

  2. Pingback: 21 días en un concurso de relato público (3): el fallo polisémico y el fantasma de las navidades pasadas | oscargonzalezsoto

  3. Por puro aburrimiento he aparecido en tu blog. Yo también participo en el dichoso concurso y lo cierto es que me arrepiento. Ver tanta mierda, tanta hipocresía y cinismo me cansa. Yo no he comentado ninguna historia del concurso (creo) me imaginaba de que iba a ir el tema, así que pase de los que regalaban flores. De todos modos podemos opinar sobre esto, pero si los de sttorybox se ponen firmes esto no pasaría. Les conviene hacerlo?? Yo creo que no, lamentablemente.
    un saludo

    Emi

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    • Contestando a tu retórica pregunta para poner pica-pica al asunto, a nadie agudo escapa el momento de aparición del unicornio, a apenas horas del cierre de admisión de relatos y con él, la tremenda reducción de usuarios registrados por día en comparación con el plazo de poner la primera caja.
      Dado que este año no vamos a poder comprobar la buena intención de la administración, yo me inclino por no malpensar, ya que tanto una como otra opción pueden ser reales, ninguna demostrable y yo un positivo por naturaleza. Si el año que viene se repite, pues a lo mejor cambio mi postura de defensa. Pero para ello aún falta mucho.

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  4. Pingback: 21 días en un concurso de voto público (1): la llegada a Sttorybox y el perro muerto | oscargonzalezsoto

    • No te preocupes, tío: da igual estar de 50º que de 176º: al ritmo de eliminación que vamos, el número 5 va a tener las mismas oportunidades ante el jurado que el 309, así que tanto da. De hecho, me cuesta entender que sigan a toda caña con el spam, cuando es evidente que con unos 70 MG o así van a estar en la final, y la mayor parte superan ya los 200 =/ No logro entenderlo, en serio.

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  5. A mí lo que más me dolió fue como le comentaban al relato «Dios es real», un tipo al que su dios le había sacado del homosexualismo (olé) y que incumplía todas las reglas del concurso, por herir sensibilidades y actitudes homófobas. Pues bien, nesecito (uy, el autocorrector) saber por qué este relato recibió 20 votos y comentarios a su profundidad y belleza. Afortunadamente, no pasó el corte y fue eliminado. Ahí me quedé maravillado de lo que la gente era capaz de hacer por un voto

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    • Lo vi, lo vi jajajajajaja Qué colista más merecido, la leche: en mi vida había visto semejante aberración.
      Esto va a ser como el Juicio Final del dios de ese tío: al final va a venir el todopoderoso jurado y va a dar igual que sean ricos o pobres en MG: de estar en el rango, todos vamos a ser iguales ante sus ojos y será su objetividad (aunque humana, al fin y al cabo), la que determine la victoria y los más o menos tremendos fracasos. Porque a ellos les aseguro que les va a doler bastante más el golpe que de tener 5 veces menos Me gusta.

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